Al principio de la era de Internet, utilizábamos la red de forma manejable: Leíamos páginas web o nos comunicábamos con colegas o amigos por correo electrónico. Hoy en día, Internet se utiliza con más frecuencia para actividades más complejas; lo usamos como una de nuestras principales fuentes de información, para almacenar y compartir fotos o documentos, para comprar, para reservar viajes, para vender cosas, para aprender, para comunicarnos con amigos y para muchos otros fines. No nos limitamos a leer y ver contenidos; creamos, publicamos y compartimos nuestros propios contenidos.
Al hacerlo, es importante que nos protejamos a nosotros mismos, nuestra identidad digital y nuestros datos. Porque también encontramos riesgos en Internet. Estos son múltiples y también pueden evaluarse de forma diferente en cuanto a su nivel de peligrosidad. Sin embargo, en última instancia, siempre representan un ataque a nuestra privacidad y a nuestros datos. Los peligros van desde la divulgación no deseada de nuestros datos hasta su eliminación y destrucción.
Uno de los capítulos del proyecto CUMILA aborda los temas de seguridad, privacidad y protección de datos. Se trata de enseñar los conceptos básicos que permitan un uso autodeterminado y seguro de Internet. Es importante conocer los riesgos y sus implicaciones. Porque si entendemos los mecanismos subyacentes, la mayoría de los riesgos son evitables o al menos podemos minimizarlos mediante un comportamiento adecuado.
Identidad digital.
Nuestra identidad es inconfundible. En la vida real, podemos demostrar nuestra identidad mediante las huellas dactilares o el carné de identidad. Sin embargo, hoy en día todos tenemos también identidades digitales con las que nos identificamos en Internet. Puede ser, por ejemplo, una firma digital, una cuenta de correo electrónico o una cuenta de redes sociales.
Nuestras identidades digitales en los medios sociales, en particular, influyen en la forma en que otras personas nos perciben, porque están vinculadas a lo que revelamos sobre nosotros mismos y compartimos con los demás. Es importante que protejamos nuestras cuentas digitales y conozcamos métodos de confirmación y verificación de la identidad.
Desafíos del mundo digital.
Durante mucho tiempo, cuando los ordenadores entraron en nuestras vidas, los virus fueron el principal riesgo al tratar con el mundo digital. Hoy en día, terceros intentan acceder a nuestras cuentas y a nuestros datos a través de métodos siempre nuevos. A los virus, troyanos y demás malware se han sumado nuevos riesgos como los correos electrónicos de phishing o el acceso a nuestros datos a través de los permisos de las apps.
Para utilizar Internet de forma segura, debemos conocer los riesgos y aprender a controlarlos.
Y además de conocer los peligros concretos, también debemos ser conscientes de que dejamos huellas digitales y de que nuestros datos se han convertido en una importante materia prima. «¿Qué tengo que ocultar?» suele ser la primera reacción ante este hecho. Y, ciertamente, los datos individuales no son decisivos por sí mismos. Pero cuando se recopila mucha información durante un largo periodo de tiempo y se vincula a diferentes fuentes de datos, se obtiene rápidamente una imagen compleja de una persona. Esto va desde las preferencias hasta sus opiniones políticas. Y tenemos que ser conscientes de este hecho y aprender a cuestionar críticamente nuestro comportamiento en línea.
Mis datos, mis derechos.
Los modelos de negocio de muchas grandes empresas de Internet se basan en ofertas que se financian con los datos de los usuarios. Por lo tanto, la cuestión de una posible «propiedad de los datos» está bastante justificada. ¿A quién pertenecen nuestros datos y quién puede utilizarlos?
En el caso de los datos personales que pueden asignarse claramente a una persona, la respuesta puede seguir siendo bastante sencilla: Estos datos sólo pueden tratarse sobre una base legal. Como mínimo, tenemos derecho a saber qué proveedor ha almacenado qué información nuestra y para qué se utiliza. Este derecho fue consagrado en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo.
Todos estos temas se tratan en el módulo de CUMILA «Seguridad, privacidad y protección de datos».